Tigre y sabueso
A Tiger Woods su esposa le pilló con el carrito, no el de los palos de golf, sino el del helado. Primero ella descubrió que el Tigre le había sido infiel con otra. Entonces otra y luego otra -hasta diez otras– acabaron destapando que el felino tenía montado un tinglado de órgano y muy señor mío. Él mismo lo acabó certificando urbi et orbi.
Vista la gran afición de Tiger por el álgebra de cuerpos, uno podría imaginar fácilmente que a la señora Woods sólo le faltaba la evidencia para confirmar sus sospechas. Así, podría ser que los dos llevaran una temporada jugando al ratón y al gato –al tigre y al sabueso, mejor-. Él –tigre- decidiendo si “me la juego esta semana” o “me arriesgo la que viene” para hacer unos hoyos extramatrimoniales, y ella –sabueso- que “si te vigilo de cerca ésta” o “rastreo tu pista la semana viene”.
Los posibles resultados del juego están claros. Si coinciden semana de pasión con semana de inspección, punto positivo para el equipo de la chica –porque ¡bien, finalmente se desmonta el contubernio!- y negativo para el de Tiger –porque ¡ay, finalmente se desmonta el contubernio!-. Si no coinciden, punto negativo para la chica y positivo para el tigre, y a seguir con el juego en próximas semanas.
El tigre y el sabueso –o el ratón y el gato de toda la vida- no pasa de moda. Depredadores sociales auténticamente peligrosos lo juegan constantemente con sabuesos más o menos funcionarios: los escamoteadores de impuestos con Hacienda, las empresas que guarrean con sus vertidos nuestro ambiente con el Ministerio del ramo, los fernandoalonsos con la DGT o los macarras de la política con (algunos) jueces.
Si dos juegan a sabueso y tigre, ¿cuándo debe actuar el tigre, esta semana o la que viene, sabiendo que el sabueso está sobre su pista?
Resulta que el mejor modo de jugar consiste en lanzar una moneda al aire: actuar esta semana si sale cara y hacerlo la que viene si sale cruz. ¿Evidente? No tanto, porque la razón de hacerlo así no es que el tigre no tenga remota idea de qué hacer. Lanzar la moneda es la mejor forma de decidir, sí, pero como producto de un análisis lógico. Dejar que decida la moneda es lo mejor porque ¡así es como genera mayor incertidumbre en su rastreador sobre cuándo se producirá su actuación! El tigre tiene que evitar cualquier sesgo en su decisión, porque si éste es detectado por el sabueso, las probabilidades de ser cazado estarán en su contra. Nada mejor que una moneda bien lanzada al aire para conseguir sesgo nulo. La idea de dejar que el azar decida como la mejor estrategia es del legendario John von Neumann (1903-1957) – uno de los científicos más importantes del siglo pasado.
Por supuesto, el procedimiento del astuto tigre vale también para un sabueso sagaz, de modo que éste también decidirá cuándo realizar su inspección lanzando una moneda al aire. ¿Cuál será el resultado final de tanta incertidumbre? Pues que el tigre es cazado o no al 50%. Lógicamente, dado lo igualado de un partido entre dos jugadores expertos.
Eso sí, el sabueso es mucho sabueso, y si pilla al tigre –que se lo pregunten a mister Woods- éste se convierte en un peluche. Ojalá siempre fuera ése el resultado del juego cuando un sabueso caza a un tigre.