Absurdo con gimnasia
Posted in Observatorio on agosto 31st, 2010 by José Manuel Rey – Comments Off on Absurdo con gimnasiaEntre las formas populares de intentar acompasarse con el parsimonioso paso del tiempo del verano bajo una sombra o sombrilla está la práctica del sudoku. Sin embargo la parsimonia es sólo aparente, como sabe cualquiera que se haya roto la cabeza contra uno de esos puzzles numéricos de cierta entidad (no todos son iguales). Una genuina partida de sudoku transcurre como el ascenso por una soga poblada de nudos diversos que se deben ir resolviendo por el camino. La subida es irregular, rápida en pocos tramos, detenida en otros largamente, sin avance. El tiempo del reloj pasa, a secas ‑añadiendo una razón más sutil del término genérico “pasatiempo”‑, mientras el pensamiento se tensa a la búsqueda de un destello -una inspiración- que deshaga la cuerda hasta el siguiente nudo.
Si se consigue culminar el ascenso, se contemplará la soga limpia de nudos -el tablero resuelto- colgando desde lo que da impresión de ser el techo. El de un gimnasio. Porque aparece esa sensación mezcla de cansancio y cierto absurdo por el esfuerzo, como suele hacerlo tras una sudorosa sesión en un gimnasio, de los de espejos. Uno puede imaginar, digamos, a un Fernando Alonso (vaya, ya estaba tardando en aparecer) invadido por ese absurdo inmediato a unas tablas de musculación collar ‑del cuello. “¿Y ahora qué? Sí, sí, estoy como un toro ‑del cuello‑ ¡Pero que lo mío es apretar el bólido a las curvas!” Una escena similar a la del absurdo del luchador de sudoku colgando del techo: “¿Y ahora qué?” Pues ahora, nada.